2. Las reglas básicas de la inversión
Como en muchas otras áreas de la vida, invertir bien tiene una parte importante de evitar errores. Estas cuatro reglas básicas de la inversión te ayudarán a no tropezar más de lo necesario.
Lo primero que hay que aclarar es que el objetivo de estas reglas no es hacerse rico, sino evitar que eches a perder tu dinero. Seguir estas recomendaciones te permitirá tomar decisiones de inversión más fundamentadas… y te ahorrará sustos.
Ya te hemos contado que el primer requisito para empezar a invertir es haber ahorrado, tener tu casa financiera en orden. A partir de ahí, las decisiones dependen del perfil de cada inversor y del riesgo que queramos asumir. Y el riesgo está muy ligado, a su vez, al momento de la vida en el que nos encontremos. Seguramente no querremos invertir de la misma manera si estamos pensando en comprar un piso o si queremos reforzar nuestra jubilación…
En todo caso, las recomendaciones generales apuntan a ahorrar en torno a un 10% de tu sueldo. E invertir alrededor de un 10 o un 15% de los ingresos. Este porcentaje podría incrementarse hasta el 30 o el 40% en función de lo que comentábamos: el momento vital y la tolerancia al riesgo de cada cual. Eso sí, las reglas básicas de la inversión son aplicables a todos los inversores. Ahí van:
1. Empieza pronto
Lo de no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy también se aplica a la inversión. De hecho, si no has empezado aún estás de enhorabuena, porque siempre es el mejor momento. A menos que tu objetivo sea obtener rentabilidades en poco tiempo. Para la mayoría de los inversores, nunca es tarde, porque, a la larga, el mercado siempre crece. Y porque la rentabilidad, por pequeña que sea, multiplica tus ahorros con el tiempo.
Ya te hemos hablado del interés compuesto. Al principio, el interés hace que tu inversión crezca un poquito, pero luego ese interés se aplica sobre ese total un poquito más grande. En consecuencia, el crecimiento de tus ahorros no es aritmético, sino geométrico. Para que te hagas una idea: imagina que metes 1.000 euros en una hucha y que cada mes le añades 30 euros. Al cabo de 20 años, tendrás 8.200 euros. Si en vez de la hucha hubieras elegido un depósito al 2%, en el año 20 tendrías 10.400 euros. Al cabo de 30, serían 16.700…
2. Piensa a largo plazo
La economía tiene sus ciclos. Normalmente, si lleva creciendo mucho tiempo, llegará un momento en que deje de hacerlo y entre en recesión –bueno, salvo si vives en Australia–. Eso afecta a la valoración de los activos –aquello en lo que puedes invertir–, aunque su efecto no es uniforme. Además, puede que surjan complicaciones en un sector, pero no en otros. En resumen, es difícil batir al mercado: predecir qué ocurrirá para tomar ventaja.
Lo que no cambia es que el mercado, igual que la economía, siempre crece a largo plazo. De ahí que nunca sea tarde para empezar a invertir –sin dejar llevarse por la euforia o las decisiones de otros inversores–. Ya lo dijo Warren Buffett: “Para hacer dinero invirtiendo hay que comprar buenas empresas y mantenerlas durante largos periodos de tiempo”. Claro que la primera parte es más sencilla cuando eres Warren Buffett…
3. Diversifica
Ray Dalio, fundador del fondo de cobertura Bridgewater Associates y considerado una de las personas más influyentes del mundo, afirma que la diversificación es el “santo grial” de la inversión. La clave del éxito es simple: “Encontrar 15 o 20 buenas fuentes de ingresos que no estén correlacionadas entre sí”. De nuevo, la experiencia de ser Ray Dalio cuenta mucho.
Pero la idea es clara. Si invertimos en activos diferentes, sectores diferentes, países diferentes o momentos diferentes, diluiremos el riesgo. La propuesta de Urbanitae tiene la diversificación en su base: al partir de cantidades pequeñas, permite invertir en una pluralidad de proyectos independientes y diversificar por tipo de activo y ubicación.
4. Asegúrate de que lo entiendes
Incluso las opciones de inversión más clásicas merecen un examen detenido. Si tienes dudas entre el TIN y el TAE, no sabes bien qué es un bono cupón o qué diferencia hay entre rentabilidad bruta y neta, pregúntalo antes de decidir. Y asegúrate de invertir en algo cuyo funcionamiento puedas comprender. Una parte del desastre que ocurrió en la Gran Recesión –la crisis mundial originada en 2007– es que muchos invirtieron en productos –derivados–, como los CDS o los CDO, difíciles de desentrañar.
En resumen. No te líes la manta a la cabeza ni tomes decisiones apresuradas. Y elige inversiones que puedas explicarles a tus padres… o que puedas tocar.