Castillos: ¿chollos o inversiones inmobiliarias de lujo?
Desde Disney hasta Juego de tronos, gracias a la ficción el concepto castillo se ha instalado en la cultura contemporánea como ese lugar para los sueños. Tanto por lo ostentoso como por lo poco práctico, los castillos son el signo de un tiempo que ya pasó, pero, de vez en cuando, asoman entre nosotros como ofertas que pueden parecer incluso gangas. Pero solo de forma excepcional.
Hay quien podría pensar que comprarse un castillo es un poco démodé –si alguna vez llegó a estar de moda, claro–. Sin embargo, aun siendo pocos, algunos de ellos siguen estando presentes en el mercado inmobiliario a la espera de alguien que los compre. Fenómenos como el éxodo rural y la hiperurbanización han hecho que de repente algunos de ellos afloren con ofertas difíciles de rechazar. Pero, entonces, ¿son los castillos chollos o inversiones inmobiliarias de lujo? La respuesta es: depende.
A priori, los castillos pueden parecer bienes inmuebles complicados de vender. Y quien piensa en comprarse un castillo normalmente es porque suele tener interés en este tipo de inmuebles de lujo. Además, es importante tener en cuenta el punto de partida: al hablar de un mercado de cierta exclusividad, la oferta suele estar bastante limitada. Muchos propietarios no quieren desprenderse de estos inmuebles, dado su enorme valor histórico y patrimonial.
Si bien algunos pueden parecer baratos a primer vistazo –en comparación a lo que uno puede pensar que puede costar un castillo–, la mayoría necesitarían bastante inversión en reformas y acondicionamiento si se quisieran destinar a un uso residencial, lo que no suele ser habitual. No hay que olvidar tampoco que si estos tienen la calificación jurídica de castillos, también son considerados, por declaración genérica, bienes de interés cultural. Esto implica una serie de condiciones de conservación y de protección pública especial, a pesar de que puedan ser propiedad privada. Todo ello puede desincentivar su compraventa, ya que reformarlos requiere autorización y no se puede modificar su estructura original.
Muchos castillos, más allá del evidente interés turístico que atraen, también están en el punto de mira de los negocios. Dadas sus dimensiones habituales y su atractivo patrimonial, tengan forma de palacio, palacete o castillo, estos inmuebles han ido poco a poco captando la atención de empresarios que han sabido sacarles otro tipo de rendimientos. Así, es habitual ver cómo muchos de estos han terminado reconvirtiéndose en paradores u hoteles exclusivos de lujo.
¿Son caros los castillos en España?
En España hay 10.353 castillos, según el inventario de la Asociación Española Amigos de los Castillos. Funcionalmente, los castillos están en el mismo nivel que otras construcciones consideradas propiedades singulares. Todas, además, suelen compartir dos rasgos: su precio y sus dimensiones. En España, por ejemplo, estos van desde los palacetes hasta las masías catalanas o los pazos gallegos. Y algunos están en venta.
En el portal inmobiliario Idealista hay disponibles 15 propiedades de este tipo. Independientemente de que tengan el formato de castillos, masías, caserones o palacios, ninguno baja de los dos millones de euros, y casi todos superan los 500 metros cuadrados de superficie. Además, muchas de sus descripciones los venden como lugares ideales para las vacaciones o para su reconversión en negocios. La mayoría de ellos se reparten por el norte de España, con especial concentración en Cataluña.
En Lucas Fox, inmobiliaria especializada en viviendas de lujo, también hay disponibles unos cuantos castillos y propiedades de grandes dimensiones. Aunque la mayoría suelen superar con holgura el millón de euros, la oferta está un poco más diversificada en cuanto a precios. Si buscamos propiedades más específicas, por ejemplo las masías, hay inmobiliarias con una oferta más amplia, como Cottage Properties. A primera vista muchas de ellas pueden tener un precio más asequible, pero la mayoría necesitan rehabilitación. Aun así, y a la vista de las cifras, es complicado encontrar propiedades de este tipo que puedan calificarse como gangas, especialmente en un segmento inmobiliario poco dinámico.