Cómo se crea la riqueza: la visión de Rainer Zitelmann
¿Qué hace falta para ser rico? Esta es la pregunta clave que Rainer Zitelmann quiere resolver en su libro Libertad financiera. Cómo crear riqueza y cómo conservarla. Lo que queda claro desde el principio es que la mayor parte de la gente que ha conseguido acumular gran cantidad de patrimonio lo ha hecho a través del emprendimiento y las inversiones. Pero ¿cómo empezaron esas personas y qué rasgos de carácter tenían?
¿El dinero da la felicidad?
Al comienzo del libro, Rainer Zitelmann cita ejemplos de ganadores de lotería que obtuvieron una gran cantidad de dinero rápidamente para perderlo con parecida velocidad. Estos casos podrían hacernos pensar que el dinero es causa no de felicidad, sino de desgracia, ya que si estas personas nunca hubieran amasado una fortuna nunca la habrían perdido y no habrían tenido que lidiar con la miseria, las deudas o la insolvencia.
Así, el autor desgrana los resultados de diversos estudios, que están lejos de indicar que la riqueza no tiene influencia sobre la felicidad. Estos estudios han encontrado que “las personas con niveles de ingresos más altos están más satisfechas con su vida. Curiosamente, incluso en niveles de ingresos anuales superiores a 120.000 dólares, esta correlación positiva sigue siendo de plena aplicación”.
De nuevo, el mensaje clave aquí no es cómo conseguir el dinero, sino cómo conservarlo: “Es importante recalcar que la cantidad de dinero que posee una persona en un momento dado es algo mucho menos importante que saber lo que hace esa persona con su dinero”. Al mismo tiempo, Zitelmann recela de quienes desdeñan el dinero como algo no importante. “Y es que hay mucha gente que finge no preocuparse por el dinero… porque no tiene dinero”.
Cómo se hicieron ricos los ricos
Zitelmann pasa luego a examinar el número de millonarios en dólares para ver su distribución geográfica. Aunque advierte de que la medición es complicada y de que las cifras varían, según la fuente, avanza una clasificación. No extrañará que el primer país en la lista sea Estados Unidos, con 6,6 millones. Le siguen Japón (3,5 millones), Alemania (1,5 millones) y China (1,5 millones). Pero ¿cómo se hicieron ricos?
La primera conclusión importante del libro es que no hay atajos para la construcción de la riqueza. “La mayoría de los ricos construyen su patrimonio a través del emprendimiento”, sostiene Zitelmann. Parece obvio, pero conviene recordar que “las personas que trabajan de forma autónoma, por cuenta propia, con su propia empresa o proyectos de actividad económica, tienen muchas más probabilidades de amasar unos ingresos altos que aquellas personas que trabajan por cuenta ajena”.
Y, de igual manera que no hay atajos, no existen caminos pautados. Los ejemplos hablan por sí solos. Elon Musk se hizo rico como emprendedor con Tesla –si bien antes ya había tenido éxito con PayPal–. Bernard Arnault labró su fortuna como emprendedor con marcas de lujo, como LVMH. Jeff Bezos lo consiguió creando Amazon. El único inversor que figura en el top ten es Warren Buffett, cuya trayectoria parece igualmente difícil de imitar.
Para quienes se animen a intentarlo, Zitelmann les ofrece, quizá, una noticia alentadora: la formación universitaria no parece ser un factor condicionante del éxito. Los casos de Michael Dell (Dell), Richard Branson (Virgin), Steve Jobs (Apple) o Reinhold Würtz (Grupo Würtz) ilustran el hecho de que es posible crear una gran fortuna sin terminar ningún grado universitario.
Cómo ser un buen emprendedor
Es tentador imaginar la trayectoria de alguien que concibe una idea prometedora, se vuelca en su desarrollo y, tras un número indeterminado de fases y etapas, acaba forjando un gran patrimonio. Aquí es donde Zitelmann ofrece uno de sus consejos más valiosos, basados en su propia experiencia: antes de lanzarte a emprender y dejarlo todo, prueba tu idea como side job. Es decir, compagina tu empresa incipiente con tu trabajo actual.
“La calidad de la idea es el factor clave para el éxito”. Además, el autor ofrece algunas de las características del buen empresario que ha establecido el profesor de Emprendimiento de la Universidad Libre de Berlín Günter Faltin:
- Desarrollar una ventaja competitiva que sea inmediatamente evidente ante los ojos de los clientes potenciales.
- Mantenerse al menos un paso por delante de cualquier posible imitador.
- Salvaguardar la idea empresarial contra la obsolescencia económica o tecnológica.
- Minimizar los costes financieros
- Hacer del marketing una parte integral de los procesos de diseño.
Cómo son los ricos
Otra conclusión interesante de Libertad financiera es que, si quieres ser rico, tienes que ser buen vendedor. No es un secreto que, en cualquier empresa, las personas que se dedican a las ventas son las que mayores ingresos tienen. Según el autor los altos salarios son una manera de compensar los muchos noes que reciben, pero la mayor retribución “también recoge la relativa falta de ‘seguridad’ inherente a esta actividad (…) A nadie le importan las cifras de ventas de ‘ayer’, lo único que cuenta es su desempeño ‘hoy’”.
Los buenos vendedores se caracterizan, en general, por una serie de rasgos que conviene “desarrollar a un nivel alto”.
- Carácter agradable
- Habilidades excepcionales de networking
- Alta tolerancia a la frustración
- Altos niveles de empatía
- Buenos niveles de autoconfianza
- Experiencia técnica
Además, Zitelmann se hace eco del estudio que seis economistas y psicólogos alemanes llevaron a cabo en 2018, en el que entrevistaron a 130 personas adineradas. Estos son los cinco grandes rasgos comunes que encontraron:
- Apertura a nuevas experiencias;
- Conciencia, en el sentido de ser meticuloso;
- Extroversión;
- Neuroticismo, es decir, nerviosismo y preocupación constante por lo que podría salir mal, y
- Amabilidad.
La importancia de fijarse metas
Como era de prever, el camino hacia la riqueza está muy lejos de ser simple. Además de las apreciaciones que hemos desgranado hasta ahora, Zitelmann ofrece una recomendación clave para empezar en ese camino: establecer metas claras y ponerlas por escrito. Lo primero sería definir un objetivo general para los próximos diez años –por ejemplo, ganar 100.000 euros–, que habría que dividir “en hitos más modestos que se deberán cumplir año tras año”.
La dificultad viene a continuación. El autor aboga por “programar tu subconsciente” a fin de conseguir dichos objetivos. “Es importante convencer a tu propio subconsciente de que tus metas financieras son tanto deseables como factibles (…) No tienes por qué saber exactamente cómo llegar a cumplir esas metas, solo necesitas saber a dónde quieres ir. Esto te proporcionará una brújula interna que te guiará en la dirección correcta”.
Zitelmann responde a continuación al previsible escepticismo que despiertan estas consideraciones. El autor considera, por un lado, que la mayoría de la gente no se fija objetivos ambiciosos ni practica técnicas mentales que le permitan alcanzarlos. Y cita un estudio del autor estadounidense Thomas Corey sobre personas ricas y pobres: “El 62% de las personas ricas dijo que se enfocaba en cumplir sus objetivos todos los días, en comparación con el 6% de las personas pobres que decían hacer lo propio”. Dos de cada tres personas ricas también dijeron que habían puesto sus metas por escrito.
Es indudable que, sin cambiar nuestra forma de pensar, es impensable alterar nuestra trayectoria y mucho menos lograr que desemboque en un futuro de riquezas. Así que, afirma Zitelmann, ¿por qué no intentarlo?