Villas Olímpicas: de nuevas áreas residenciales a viviendas de lujo
Los Juegos Olímpicos de Tokio deberían inaugurarse el próximo 24 de julio, pero la crisis sanitaria provocada por la covid-19 obligó al Comité Organizador a retrasar la celebración del evento hasta el 23 de julio de 2021. Esta ha sido una decisión sin precedentes, si no tenemos en cuenta las cancelaciones motivadas por conflictos bélicos, y que ya afectaron en su día a la capital japonesa en 1940, en esta ocasión debido a la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, la organización de una cita de esta envergadura está totalmente reñida con las improvisaciones y en el momento del aplazamiento prácticamente ya estaban ultimadas todas las infraestructuras necesarias para el desarrollo de los Juegos.
Es el caso de la Villa Olímpica, el lugar donde se hospedan los atletas durante la celebración de las diferentes pruebas, donde conviven y entrenan, y que se han convertido en una de las señas de identidad de cada convocatoria. La primera Villa Olímpica, tal y como hoy la conocemos, se estrenó en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936.
Con el paso de los años, las sucesivas sedes se han esforzado por diseñar entornos cada vez más cómodos y atractivos para los deportistas. Al mismo tiempo, han aprovechado estas instalaciones para mostrar al mundo su capacidad para acometer nuevos desarrollos inmobiliarios y urbanísticos.
El ejemplo más reciente es el de Río de Janeiro. Brasil invirtió 2.209 millones de dólares en un complejo que constaba de 31 edificios y podía alojar casi 18.000 participantes. Los espacios se adaptaron a las personas con dificultades en la movilidad y el proyecto tenía un marcado compromiso con la sostenibilidad: más de 10.000 metros cuadrados de azoteas verdes, paneles de energía solar, reutilización de residuos, estación de tratamiento de agua…
La mayor parte de estos complejos, una vez finalizados los Juegos, se convierten en áreas residenciales. Sin embargo, Rio de Janeiro apostó por convertirlos en viviendas prime. Una senda que quiere seguir Tokio y que, por efecto de la pandemia, puede verse ahora truncada. La ciudad nipona planea convertir las 23 torres de la Villa Olímpica, localizada en la bahía, en 4.000 apartamentos de lujo, un 25% de los cuales ya estarían vendidos a particulares. Inicialmente, los propietarios tenían que esperar hasta septiembre para ocupar los inmuebles, pero el retraso en las fechas supondrá un incumplimiento de los contratos, la interrupción del proceso de comercialización y la paralización de algunas de las obras de adecuación una vez finalizado el evento.
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Un buen análisis para entender la situación de un sector tan concreto. Y un ejemplo muy interesante el de Brasil y su arquitectura sostenible.
¡Gracias por compartir!
Urbanitae
¡Muchas gracias! Un saludo