Residencial de costa: cómo y por qué invertir
Incluso en tiempos de incertidumbre, el residencial es una de las opciones de inversión inmobiliaria más conservadoras. Y dentro de estos activos, la vivienda de costa gana enteros. De hecho, en 2022, Canarias (+26,9%), Comunidad Valenciana (+14%) y Baleares (+7,4%) fueron las regiones en las que más creció la compraventa de viviendas, según el Consejo General del Notariado.
El atractivo del residencial de costa lo confirma también el informe Perfil del comprador de segunda residencia, elaborado por Fotocasa. Este análisis concluye que un 45% de la población considera que la segunda vivienda es una inversión a largo plazo y otro 39% opina que es una forma de ganar patrimonio. Además, un 22% está convencido de que es un buen seguro para el futuro.
Con el alquiler de vivienda en máximos históricos, y con muchas ciudades del litoral como Palma o Valencia con crecimientos en el precio de venta por encima del 20%, estos destinos destacan por su potencial de rentabilidad, que puede llegar a ser del 7% bajo la fórmula de alquiler, asegura la plataforma Suomma.
La inversión extranjera, esencial
España se ha situado en cuarto lugar entre los destinos europeos más atractivos para la inversión inmobiliaria en 2023, según los datos publicados por la consultora CBRE. Riqueza, turismo, buen clima y calidad de vida, son algunos de los factores clave que convierten a nuestro país en objeto de deseo de los inversores.
Cushman & Wakefield estima que en el primer trimestre del año pasado, el 91% de la inversión inmobiliaria que se materializó en España fue de capital internacional. El Colegio de Notarios calcula que el 16,5% de las operaciones fueron realizadas por compradores extranjeros en 2021.
Nuevas y viejas formas de invertir
Tradicionalmente, la inversión en residencial de costa se limitaba a invertir en una segunda vivienda, ya fuera para uso propio o para obtener una rentabilidad mediante el alquiler. Hoy en día, el avance de la tecnología y el desarrollo de nuevos modelos de inversión multiplican las posibilidades de invertir en esta tipología de activos y, además, hacerlo incluso con poco presupuesto.
Las nuevas y las antiguas fórmulas coexisten configurando así un amplio abanico de oportunidades, entre las que encontramos:
Compra de una vivienda
La forma más tradicional de invertir en la costa española es comprando un inmueble. Dependiendo del lugar elegido, esta opción puede ser más o menos cara. El último índice de precios de Idealista evidencia que buena parte de las poblaciones con viviendas más caras se concentran, precisamente, en zonas de costa como Las Palmas, Alicante, Cádiz o Santa Cruz de Tenerife.
Copropiedad
La inversión en este caso es algo menor ya que el coste del inmueble se reparte entre varios propietarios. Sin embargo, también son menores las posibilidades de disfrutar de la vivienda. No obstante, siempre cabe la posibilidad de realizar una desinversión de la parte correspondiente. Vivla, especializada en el segmento de lujo, es una de las empresas que operan apoyándose en este modelo.
Multipropiedad
A diferencia del caso anterior el pago no conlleva ser propietario sino solo derecho de uso. Por ello, y en función de la tipología de la vivienda, suele ser más asequible.
Fondos inmobiliarios
Los fondos inmobiliarios son vehículos de inversión que permiten a los inversores participar en el mercado inmobiliario sin necesidad de comprar propiedades directamente. Suelen contar con una cartera de inversiones diversificada e incluir desarrollo en costa.
Crowdfunding inmobiliario
También denominada inversión colaborativa, este sistema une a muchos pequeños inversores para que puedan participar conjuntamente en un proyecto inmobiliario, como la financiación del desarrollo de una promoción residencial. Posteriormente, estos activos se venden, lo que genera una plusvalía, o salen al mercado en alquiler, ofreciendo una rentabilidad periódica. En el caso de Urbanitae, puede invertirse a partir de 500 euros.