Revivía: inversión inmobiliaria frente a la despoblación

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Revivía: inversión inmobiliaria frente a la despoblación

Last Updated on 14 noviembre 2025 by Equipo Urbanitae

A veces, las grandes ideas nacen de los problemas más cotidianos. En Ausejo, un pequeño pueblo de La Rioja, una casa antigua utilizada como almacén fue el origen de Revivía, un proyecto con impacto social. Cuando los propietarios decidieron vender, sus inquilinos se toparon con una realidad habitual en el medio rural: la falta de recursos y de acceso a hipotecas pequeñas para rehabilitar viviendas. Aquella dificultad reveló una oportunidad latente en el mercado inmobiliario rural. Íñigo Añaut y Antxon Aizpuru, fundadores de la compañía, transformaron aquel reto en un modelo replicable: recuperar casas vacías en los pueblos y convertirlas en hogares asequibles, sostenibles y llenos de vida.

¿Qué diferencia a vuestra propuesta de otras fórmulas inmobiliarias tradicionales y cómo ha evolucionado vuestro modelo desde los inicios?

A diferencia de otros modelos de inversión inmobiliaria, nuestro modelo es una inversión de impacto. Nuestros inversores no buscan solo rentabilidad, sino también un impacto social medible, y nuestra propuesta combina ambos.

En Revivía ofrecemos rentabilidades de alrededor del 6% y un impacto tangible: cada casa reformada se convierte en un hogar nuevo, alquilado a un precio asequible, que permite a una familia establecerse en un pueblo.

Convertir casas vacías en hogares asequibles y rentables no parece tarea fácil. ¿Qué hace sostenible vuestro modelo a largo plazo tanto para el inversor como para los pueblos donde actuáis?

No es nada fácil, no. La sostenibilidad está en el equilibrio. El inversor debe obtener una rentabilidad razonable y, al mismo tiempo, poder ofrecer un alquiler asequible. 

Por ahora, tenemos localizadas varias casas que cumplen con la relación entre rentabilidad y asequibilidad, pero lo cierto es que las casas son limitadas y no todo el mundo puede acceder a la inversión.

Por desgracia, nuestras inversiones en casas de pueblo no son para todos: no existen hipotecas para importes bajos y, además, hay que asumir gastos y reformas.

Para los pueblos, sin embargo, es un modelo muy sostenible, porque no genera un crecimiento descontrolado, sino que revitaliza de forma gradual: llegan nuevas familias, se restaura el patrimonio y se reactiva la economía local sin alterar la esencia del lugar.

En las localizaciones donde operáis, ¿qué cambios reales estáis observando gracias a vuestro modelo: en la vida de las familias, en el empleo local o en la economía del municipio?

El proyecto ya está generando un efecto visible en los pueblos. Las familias que se instalan se integran en la comunidad, los niños pasan a formar parte de los colegios locales y los adultos encuentran nuevas oportunidades de empleo en la zona.

“La inversión de impacto no es caridad, sino sentido común: ganar dinero mientras se genera un beneficio social o ambiental”

Cada casa recuperada aporta vida, trabajo y dinamismo al entorno rural, demostrando que el modelo funciona y puede revitalizar los pueblos de manera sostenible.

¿Qué perfil de inversor se está interesando más por Revivía y qué ventajas encuentran en vuestro modelo?

El perfil más habitual corresponde a personas entre 40 y 55 años, con buena posición económica, agradecidas por lo que les ha dado la vida y con ganas de devolver algo a la sociedad. Buscan saber que su dinero genera algo positivo, además de ofrecerles rentas mensuales.

Lo que más valoran es conocer el destino de su inversión y poder percibir el impacto real que está generando.

Utilizáis una herramienta propia que analiza datos del INE, Catastro o SEPE para seleccionar las mejores ubicaciones. ¿Cómo os ayuda a tomar decisiones y minimizar riesgos para los inversores?

Nuestra herramienta recopila y cruza datos de múltiples fuentes: evolución demográfica, renta, empleo, precios de vivienda, servicios y conectividad.

Con esta información generamos una puntuación por pueblo y por vivienda. Además, incluye un estimador de reforma basado en nuestros propios costes reales.

De este modo, podemos ofrecer al inversor cifras muy ajustadas y realistas, con márgenes y rentabilidades calculadas a partir de datos, lo que facilita alcanzar el equilibrio entre rentabilidad y asequibilidad.

El mercado inmobiliario vive un momento de gran tensión: precios al alza, falta de oferta y menor acceso a la vivienda. ¿Cómo encaja un proyecto como Revivía en este escenario? ¿Podría ser una vía para aliviar la presión sobre el mercado urbano?

Justamente por eso, ahora tiene más sentido. En las capitales, los precios están disparados y cada vez más familias se quedan fuera del mercado. 

Por desgracia, actuando en pueblos no solucionaremos el problema de la vivienda a gran escala, pero sí podemos ofrecer una alternativa viable para muchas familias que buscan calidad de vida y alquileres más asequibles.

“Nuestro objetivo es demostrar que rehabilitar casas vacías puede ser rentable y socialmente transformador”

Al mismo tiempo, damos nueva vida a un patrimonio que estaba abandonado.

¿Cómo está evolucionando la percepción de los inversores respecto a la inversión con propósito o de impacto frente a la inversión tradicional?

Cada vez más inversores buscan algo más que rentabilidad.  La inversión de impacto no es caridad, sino sentido común: ganar dinero mientras se genera un beneficio social o ambiental.

Existen inversiones de impacto que también pueden ofrecer una buena rentabilidad. Creo que estamos en un momento en el que la gente quiere colocar su dinero donde se reflejen sus valores.

Mirando hacia los próximos años, ¿qué cambios y oportunidades ves en el mercado inmobiliario rural? ¿Crees que modelos como Revivía podrían integrarse o colaborar con plataformas de crowdfunding inmobiliario para escalar su impacto social en otras regiones?

Hay miles de viviendas vacías en pueblos bien conectados y con todos los servicios necesarios que podrían convertirse en hogares mañana mismo. Pero, como decía antes, son “difíciles de comprar”. 

Además, hay pueblos muy atractivos para vivir que cuentan con muchos solares en manos de bancos. Sin ir muy lejos, en mi propio pueblo, Albelda de Iregua, desde la ventana de mi piso puedo ver nueve solares con los carteles de los fondos de bancos que todos conocemos. Por eso creo que veremos cada vez más modelos mixtos que combinen inversión, impacto y colaboración público-privada.

Nos encantaría abrir la puerta a pequeños inversores a través del crowdfunding; quizás la vía sea colaborar con plataformas ya existentes, como Urbanitae, que aporten la infraestructura necesaria.

Nuestro objetivo es demostrar que rehabilitar casas vacías puede ser rentable y socialmente transformador. Si lo conseguimos, el modelo podrá replicarse en cualquier lugar donde se den las condiciones adecuadas: pueblos atractivos para vivir con casas que ofrezcan un buen equilibrio entre rentabilidad y asequibilidad.

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diego.gallego@urbanitae.com

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