Inversión en private equity: ¿en qué consiste?
Last Updated on 1 septiembre 2025 by Equipo Urbanitae
En los últimos años, los inversores han buscado con más interés fórmulas que les permitan diversificar sus carteras más allá de los activos tradicionales. Las razones son claras: un entorno económico volátil, tipos de interés cambiantes y la creciente correlación entre los mercados financieros hacen que sea cada vez más difícil encontrar activos que actúen como verdaderos refugios o que aporten un valor diferencial. En este contexto, las inversiones alternativas están ganando protagonismo, y entre ellas, el private equity ocupa un lugar destacado.
Aunque históricamente ha estado reservado a grandes patrimonios e instituciones, el capital privado se está abriendo a nuevos perfiles de inversores. Y si además lo vinculamos con uno de los sectores más sólidos y tangibles de la economía, el inmobiliario, el resultado es una propuesta atractiva. En este artículo, te explicamos en qué consiste el private equity, cómo se aplica al sector inmobiliario y de qué forma puedes acceder a este tipo de inversión.
¿Qué es el private equity y cómo funciona?
El private equity, o capital privado, es una modalidad de inversión que consiste en aportar financiación a empresas que no cotizan en bolsa, con el objetivo de impulsar su crecimiento, mejorar su eficiencia operativa y aumentar su valor. Esta inversión no se realiza a través de los mercados públicos, sino mediante acuerdos privados en los que los inversores adquieren una participación directa o indirecta en el capital de la empresa.
Normalmente, este tipo de operaciones se canaliza a través de fondos especializados en private equity, gestionados por profesionales. Estos fondos recogen el capital de distintos inversores —conocidos como limited partners o LPs— como fondos de pensiones, aseguradoras, oficinas familiares o patrimonios individuales, y lo destinan a compañías que presentan un potencial de desarrollo significativo. Por su parte, el equipo gestor del fondo, conocido como general partner o GP, se encarga de seleccionar las inversiones, negociar con las empresas, definir una estrategia de crecimiento y supervisar la gestión hasta que se alcanza el objetivo de rentabilidad.
Cuando la empresa ha alcanzado un grado suficiente de madurez o revalorización, el fondo lleva a cabo la desinversión o exit, que puede producirse a través de diferentes mecanismos: una salida a bolsa, la venta a otro fondo especializado, o incluso la recompra de participaciones por parte de los propios fundadores.
Estrategias de inversión en private equity
Existen varias formas de aplicar el capital privado según el momento del ciclo de vida de la empresa y el nivel de implicación que asuma el fondo:
Growth capital
Se invierte en empresas que ya están operando y tienen buenas perspectivas de crecimiento, pero que necesitan capital para expandirse, internacionalizarse o reforzar su estructura. En este caso, el fondo entra con una participación minoritaria, ofreciendo apoyo estratégico sin controlar directamente la gestión.
Buyouts
En estas operaciones, el fondo adquiere una participación mayoritaria de la empresa, tomando el control. Suele tratarse de compañías maduras en las que se detectan ineficiencias o potencial de mejora. Dentro de esta estrategia hay submodelos como los leveraged buyouts (LBO), en los que parte de la compra se financia con deuda, o los management buyouts (MBO), en los que el equipo directivo participa en la adquisición de la empresa.
Estas estrategias requieren análisis profundo, seguimiento constante y experiencia en gestión empresarial. Por eso, el private equity se gestiona casi exclusivamente a través de equipos especializados, no por inversores individuales actuando por cuenta propia.
¿Cómo se aplica el private equity en el sector inmobiliario?
Durante años, acceder al private equity inmobiliario ha sido una posibilidad reservada casi exclusivamente a grandes patrimonios, fondos institucionales y perfiles altamente especializados. Las barreras eran evidentes: altos mínimos de entrada, falta de liquidez, estructuras opacas y un horizonte de inversión largo y poco predecible. Sin embargo, en los últimos tiempos han surgido modelos innovadores que han abierto esta posibilidad a un abanico mucho más amplio de inversores.
Es aquí donde entra en juego el crowdfunding inmobiliario, una fórmula que replica muchas de las características del private equity tradicional —como la inversión directa en activos no cotizados, la gestión activa y la búsqueda de plusvalías a medio plazo—, pero lo hace desde un enfoque mucho más accesible, transparente y flexible. En plataformas como Urbanitae, por ejemplo, los inversores particulares pueden participar en proyectos inmobiliarios seleccionados con criterios profesionales, en colaboración con promotores experimentados y bajo estructuras jurídicas claras y predefinidas. Además, al tratarse de proyectos concretos y acotados en el tiempo, el inversor mantiene mayor control y visibilidad sobre el destino de su capital, pudiendo elegir entre operaciones de diferentes ubicaciones, duraciones y niveles de riesgo.
¿Qué tienes que tener en cuenta antes de invertir en private equity inmobiliario?
Por supuesto, como ocurre en cualquier inversión en capital privado, existen riesgos a tener en cuenta. El más relevante es la iliquidez: una vez comprometido el capital en un proyecto, este no se puede retirar hasta que se complete y se produzca la desinversión. También hay que considerar que el éxito depende en buena parte de la ejecución por parte del promotor, y que los plazos pueden verse afectados por factores externos, como retrasos administrativos o cambios en el mercado inmobiliario.
No obstante, esta naturaleza menos líquida también obliga al inversor a adoptar una perspectiva de medio-largo plazo, lo que puede ser una ventaja psicológica: evita la tentación de reaccionar de forma impulsiva a eventos de corto plazo y favorece una gestión patrimonial más estable y planificada. Además, la posibilidad de participar en operaciones antes inaccesibles —como promociones residenciales, rehabilitaciones estratégicas o desarrollos llave en mano— permite capturar parte del valor que tradicionalmente ha estado reservado a los grandes fondos.
En definitiva, gracias a la evolución del sector y al impulso de plataformas especializadas como Urbanitae, el private equity inmobiliario ha dejado de ser un terreno exclusivo. Hoy, cualquier inversor con visión de largo plazo, ganas de diversificar y una cantidad razonable de capital puede formar parte de esta estrategia, combinando las ventajas del capital privado con la solidez del sector inmobiliario.