Según la LOE, el promotor es quien encarga la obra a un técnico proyectista y contrata a un constructor para llevarla a cabo, ya sea con fines de uso propio o para su posterior venta, alquiler o cualquier otra forma de cesión. Su papel es clave desde el inicio del proyecto, ya que define sus características básicas, coordina a los distintos intervinientes y aporta los recursos económicos necesarios para su desarrollo.
En el caso de Urbanitae, los promotores son los socios estratégicos que lideran cada proyecto inmobiliario. Son empresas con experiencia contrastada en el sector, que recurren a la financiación participativa para obtener capital de múltiples inversores privados y completar así la estructura financiera de sus promociones. Esta colaboración permite a los promotores ejecutar más proyectos de forma ágil, mientras que los inversores acceden a oportunidades de inversión con potencial de rentabilidad en el mercado inmobiliario.
Al invertir o colaborar con un promotor, es fundamental tener en cuenta su experiencia y reputación en el mercado, ya que el éxito de los proyectos inmobiliarios depende en gran medida de la capacidad del promotor para gestionar eficazmente los riesgos asociados, como retrasos en la construcción, fluctuaciones en los costos de materiales o cambios en la demanda del mercado.