¿Qué es el factor investing?

El factor investing –o inversión por factores– se basa en que es posible basarse en datos para lograr más rentabilidad.

¿Qué es el factor investing?

¿Hay ingredientes que permiten vaticinar el éxito de una inversión? El factor investing –o inversión por factores– se basa en que es posible basarse en datos para lograr más rentabilidad. Como es lógico, esa rentabilidad no está garantizada, pero merece la pena examinar un poco más a fondo este enfoque en auge. 

¿Qué es el factor investing?

La inversión por factores es una estrategia de inversión que se basa en identificar y aprovechar ciertos «factores» o características específicas de las inversiones que históricamente han demostrado ofrecer rendimientos superiores ajustados por riesgo. César Muro, responsable de Distribución Pasiva en Iberia para la gestora DWS, define factor “como una serie de características específicas sobre un grupo de títulos que son estadísticamente significativas para la explicación de sus retornos y riesgos”.

Así, en lugar de centrarse en la selección de acciones individuales o en la diversificación sectorial, los inversores que utilizan esta estrategia construyen sus carteras seleccionando activos que presentan ciertas características asociadas con la rentabilidad a lo largo del tiempo.

Orígenes del factor investing

La inversión por factores arranca en los años 60 con el modelo de valoración de activos de capital (CAPM, por sus siglas en inglés). Este modelo sostenía que había un factor que condiciona la rentabilidad de las acciones, y que la rentabilidad esperada de una acción depende de su volatilidad, cuantificada como beta. Sin embargo, en los años 70 aparece un candidato más firme a factor de inversión: el valor. 

El factor valor –que está detrás del value investing, del que ya te hemos hablado en el blog– se basa en la premisa de que las acciones que están infravaloradas por el mercado tienden a ofrecer rendimientos superiores a largo plazo. También hemos hablado en el blog del margen de seguridad. Como dijo Benjamin Graham, quien acuñó este concepto, “el precio es lo que pagas, el valor es lo que obtienes”. De modo que si compramos una acción cuyo valor excede su precio, estaremos comprando una acción infravalorada: la diferencia entre el valor y el precio será el margen de seguridad. Y el valor de la acción depende, en síntesis, de la capacidad de generar dinero de la compañía que está detrás. 

En las décadas de los 1990 y los 2010 académicos como Eugene Fama y Kenneth French añadieron algunos factores más a la lista, como el momentum, el tamaño o la calidad. Pero no es hasta 2009 cuando el factor investing logra un impulso definitivo. Es entonces cuando un grupo de académicos recibe el encargo de estudiar los retornos conseguidos por su cartera de acciones. Tras aislar varios de ellos, se sugirió la creación de índices que tuvieran exposición a esos factores a fin de lograr mejores resultados.

Factores de inversión

Hay dos categorías principales de factores. Por un lado, tendríamos los factores macroeconómicos, que incluyen elementos como la inflación, los tipos de interés y el crecimiento económico –difíciles de predecir–. Y, por otro, los factores de estilo, es decir, las características específicas de los activos que los hacen propensos a obtener rendimientos superiores. 

Fernando Luque, editor en Morningstar.es, indica que hay un consenso académico amplio “en identificar seis fuentes o factores de rentabilidad: value, momentum, tamaño, volatilidad, calidad y dividendos”. 

Valor (value)

El factor valor se basa en la premisa de que  “las acciones baratas basadas en su precio de mercado relativo a su valor contable tienen un mejor comportamiento a largo plazo”, como recoge César Muro. Esta idea, como sabemos, proviene de Benjamin Graham y de su estudiante Warren Buffett.

Momentum

El momentum se refiere a la tendencia de las acciones que han tenido un buen rendimiento en el pasado reciente a continuar con esa tendencia en el futuro cercano. Este factor se basa en la idea de que las tendencias del mercado, una vez establecidas, tienden a persistir por un tiempo antes de revertirse.

Tamaño (size)

El factor tamaño se refiere a la tendencia de las acciones de pequeñas empresas (small caps) a superar en rendimiento a las de grandes empresas (large caps) a lo largo del tiempo. Aunque las pequeñas empresas pueden ser más volátiles, también tienen un mayor potencial de crecimiento, lo que puede traducirse en mayores rendimientos.

Volatilidad

Las acciones con menor volatilidad tienden a ofrecer rendimientos ajustados al riesgo más altos. Aunque este factor puede parecer contraintuitivo (ya que se asume que mayor riesgo debería dar mayor rendimiento), estudios han mostrado que las acciones con baja volatilidad a menudo superan en rendimiento a las de alta volatilidad en el largo plazo.

Calidad

El factor calidad se centra en identificar empresas con características financieras sólidas, como alta rentabilidad, bajo endeudamiento y flujos de efectivo estables. Las empresas de alta calidad tienden a ser más resistentes en tiempos de incertidumbre económica y, por lo tanto, a ofrecer rendimientos ajustados al riesgo más atractivos.

Dividendos

El factor rentabilidad por dividendos es un elemento clave que se refiere a la tendencia de las acciones que ofrecen dividendos elevados a proporcionar rendimientos ajustados al riesgo superiores. La rentabilidad por dividendos se calcula dividiendo el dividendo anual de una acción entre su precio actual, expresado como un porcentaje.
Así pues, el factor investing ofrece una estrategia basada en datos para identificar y aprovechar características específicas que han demostrado ofrecer rendimientos superiores ajustados por riesgo. Si bien esta estrategia puede ofrecer ventajas significativas, también requiere un enfoque disciplinado y una comprensión profunda de los factores involucrados. Para los inversores dispuestos a dedicar el tiempo y los recursos necesarios, el factor investing puede ser una herramienta poderosa en la búsqueda de rentabilidad a largo plazo.

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