El futuro de las oficinas en Europa: ¿está en peligro?
El futuro de las oficinas en Europa se enfrenta a un escenario cambiante que está redefiniendo su funcionamiento y atractivo como inversión. Según un informe realizado por Cushman & Wakefield, más del 70% de las oficinas en Europa podrían quedar obsoletas para 2030.
Este desafío responde a tres factores principales: las nuevas normativas de sostenibilidad, la transformación de los modelos laborales a raíz de la pandemia y la presión económica. A continuación, este artículo presenta la situación actual de estos retos que enfrentan las oficinas en Europa analizando cómo se pueden transformar en oportunidades para maximizar el valor de sus activos.
Nuevas normativas y el reto de la sostenibilidad
La sostenibilidad se ha convertido en un pilar fundamental para el futuro de las oficinas. La Directiva (UE) 2024/1275 sobre el rendimiento energético de los edificios (EPBD), exige que los nuevos edificios de oficinas alcancen estándares de casi cero emisiones para 2030 y los existentes deberán adaptarse para 2050. Este cambio normativo obligará a los propietarios a invertir significativamente en la modernización de sus activos para cumplir con las nuevas exigencias, como las certificaciones de sostenibilidad.
Los edificios que no logren adaptarse pueden enfrentarse a sanciones legales, y también perder competitividad, ya que las empresas priorizan cada vez más oficinas sostenibles y eficientes. En Europa Occidental, donde muchas oficinas tienen más de tres décadas de antigüedad, esta transición representa un desafío importante. Sin embargo, lo positivo es que a pesar de los costos iniciales elevados, la modernización puede generar beneficios a largo plazo, como la reducción de costos operativos y un mayor atractivo para inquilinos premium.
El impacto del cambio en los modelos laborales
La evolución hacia modelos de trabajo híbrido y remoto ha transformado la forma en que las empresas utilizan los espacios de oficina. Muchas organizaciones están reduciendo el tamaño de sus instalaciones, combinando trabajo presencial con remoto, por lo que ya no se necesita un espacio para todos los empleados. Según Cushman & Wakefield, las oficinas situadas fuera de las zonas centrales tienen tasas de vacantes hasta 550 puntos básicos más altas que las ubicadas en centros urbanos. Esto quiere decir que es mucho más fácil alquilar oficinas alejadas de los principales centros urbanos, a pesar de que son menos atractivas tanto para empresas como para empleados.
Este cambio también ha incrementado la demanda de activos más modernos, que ofrecen servicios de alta calidad, características sostenibles y ubicaciones estratégicas. Por el contrario, los edificios más antiguos o en lugares más demandados y con un precio más elevado, enfrentan un riesgo significativo de quedar desocupados, lo que pone presión adicional sobre los propietarios para reposicionar sus activos.
Presiones económicas: costos y competitividad
El entorno económico actual añade otra capa de complejidad para el sector de oficinas. Factores como el aumento de las tasas de interés, la inflación y el incremento de los costos de energía han elevado las cargas financieras para propietarios e inquilinos. Renovar edificios para cumplir con las nuevas normativas ambientales requiere inversiones significativas, lo que puede ser un desafío en un momento de menor rentabilidad en algunos segmentos del mercado.
Además, la competencia de alternativas como los espacios de coworking y el auge de soluciones flexibles ha desplazado parte de la demanda de oficinas tradicionales. Los propietarios necesitan adaptarse a estas dinámicas ofreciendo propuestas de valor diferenciadas, como contratos más flexibles, espacios personalizables y servicios adicionales.
Reposicionar y reutilizar: de la obsolescencia a la oportunidad
A pesar de los desafíos, existen ejemplos exitosos de transformación que subrayan el potencial de reposicionar activos de oficina. Proyectos como la Torre Pujades en Barcelona muestran cómo la incorporación de características sostenibles y la mejora de servicios pueden revitalizar edificios y aumentar su atractivo en el mercado. En Londres, otro caso relevante es la conversión de un parque empresarial obsoleto en un espacio de uso mixto centrado en servicios de atención médica. Esto diversificó las fuentes de ingresos del propietario.
Sin embargo, según el informe de Cushman & Wakefield, hay que tener en cuenta que el análisis financiero basado en escenarios es clave para determinar si un edificio debe ser renovado, reposicionado o incluso transformado para un uso completamente diferente.
Conclusión: adaptarse o morir
El futuro de las oficinas en Europa depende de la capacidad de los propietarios para anticiparse a los cambios y actuar con rapidez. Los desafíos relacionados con la sostenibilidad, los modelos laborales y las presiones económicas no deben ser vistos únicamente como amenazas, sino como oportunidades para transformar activos y adaptarlos a las demandas del mercado actual. Inversiones en tecnología, eficiencia energética y propuestas de valor flexibles serán esenciales para garantizar la relevancia y el rendimiento de estos activos en el futuro.
Con un enfoque estratégico, las oficinas europeas pueden superar las barreras actuales y emerger más fuertes, sostenibles y alineadas con las expectativas de las empresas y los trabajadores del mañana.