La TIR es una medida clave para evaluar la rentabilidad de una inversión. Representa la tasa de descuento que iguala el valor presente de los flujos de efectivo futuros con el capital invertido inicialmente. Es decir, determina la tasa a la cual los ingresos futuros descontados equivalen a la cantidad invertida al principio del proyecto.
Una mayor TIR indica un rendimiento más alto de la inversión, convirtiéndola en una herramienta útil para comparar diferentes proyectos o activos. Se aplica a diversas áreas, como proyectos inmobiliarios, capital riesgo, acciones y otros, donde los flujos de efectivo futuros no son inmediatos y deben ajustarse al valor actual.
Este indicador es esencial para medir la viabilidad económica de un proyecto. Si la tasa calculada es mayor que el coste del capital o la tasa de descuento utilizada, el proyecto es potencialmente rentable. Además, la TIR permite comparar de forma estandarizada el rendimiento esperado o real de diferentes productos de inversión, independientemente del importe invertido o del plazo, lo que la convierte en una herramienta útil para tomar decisiones de inversión.
Sin embargo, tiene ciertas limitaciones, como la posibilidad de obtener múltiples resultados en casos donde los flujos de caja cambian de signo varias veces, lo que puede complicar su interpretación. También es importante recordar que no refleja el tamaño absoluto de la inversión. Un proyecto con una tasa elevada podría no ser tan atractivo si requiere un capital significativamente mayor en comparación con otros proyectos con tasas más bajas pero menores necesidades de inversión inicial.
Por ello, es recomendable usar la TIR junto con otras métricas, como el valor presente neto (VPN), para obtener una visión más completa del rendimiento de la inversión y su capacidad para generar valor.