Es el riesgo de no poder comprar o vender un activo rápidamente sin incurrir en pérdidas significativas. El riesgo de liquidez se refiere a la dificultad para convertir un activo en efectivo debido a la falta de compradores o vendedores en el mercado. Cuando un mercado o activo tiene baja liquidez, las transacciones pueden tardar más tiempo en ejecutarse o requerir un descuento en el precio para poder llevar a cabo la venta, lo que afecta el valor que el inversor puede obtener por ese activo.
Este riesgo es más evidente en activos menos líquidos, como propiedades inmobiliarias, activos alternativos o inversiones en mercados con menor volumen de transacciones. Los inversores deben ser conscientes de la facilidad o dificultad para vender un activo cuando sea necesario, ya que esto puede impactar la rentabilidad y la capacidad de obtener capital rápidamente.
El riesgo de liquidez es un factor importante a evaluar al realizar una inversión, especialmente si se espera la necesidad de convertir un activo en efectivo en el corto plazo. Los activos con alta liquidez, como las acciones cotizadas en grandes mercados bursátiles, permiten a los inversores comprar y vender rápidamente sin grandes fluctuaciones en el precio. En contraste, activos como bienes raíces o inversiones en startups pueden tener un mercado secundario limitado, lo que dificulta su venta rápida sin un descuento significativo en el precio.
Es fundamental para los inversores considerar su horizonte temporal y su necesidad de efectivo antes de comprometerse con activos menos líquidos. Además, algunos inversores pueden optar por diversificar sus portafolios con una mezcla de activos líquidos e ilíquidos para equilibrar el riesgo de liquidez con el potencial de rentabilidad a largo plazo.