El reequilibrio de cartera se refiere al ajuste periódico de los activos en una cartera de inversión para mantener la asignación de activos deseada. Esto implica vender o comprar activos con el objetivo de restablecer los porcentajes objetivo de cada clase de activo (acciones, bonos, bienes raíces, etc.), que inicialmente se definieron según los objetivos de inversión, el perfil de riesgo y el horizonte temporal del inversor
Con el tiempo, debido a las fluctuaciones del mercado, los diferentes activos de la cartera pueden crecer o disminuir de valor, lo que altera la proporción original de la inversión. El reequilibrio permite restaurar la estrategia de inversión al asignar nuevamente el capital de acuerdo con los objetivos y el riesgo establecidos, minimizando la exposición a activos sobreponderados o subponderados.
El reequilibrio de cartera es una estrategia clave para mantener una gestión de riesgos adecuada y garantizar que la cartera siga alineada con los objetivos financieros del inversor. Al realizar el reequilibrio, es importante evaluar si los cambios en la distribución de activos son necesarios debido a cambios en las condiciones del mercado o en los objetivos del inversor.
Algunos inversores prefieren hacer ajustes de forma anual o semestral, mientras que otros pueden optar por un enfoque más frecuente, como trimestralmente, dependiendo de su tolerancia al riesgo y su disposición a gestionar activamente la cartera.
Es fundamental tener en cuenta los costos asociados con la compra y venta de activos, ya que el reequilibrio frecuente puede generar comisiones o implicar implicaciones fiscales, especialmente en mercados con ganancias de capital. Además, el reequilibrio debe ser hecho de manera disciplinada para evitar decisiones impulsivas basadas en la volatilidad a corto plazo del mercado.
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