MiFID son las siglas de “Markets in Financial Instruments Directive” (Directiva de Mercados de Instrumentos Financieros). Es una regulación de la Unión Europea que establece los requisitos y estándares para la prestación de servicios de inversión y la protección de los inversores. MiFID tiene como objetivo mejorar la eficiencia y la transparencia de los mercados financieros, así como garantizar que los servicios de inversión se prestan de manera adecuada y en beneficio de los inversores.
MiFID regula una amplia gama de actividades, incluidas la negociación de instrumentos financieros, la ejecución de órdenes y la gestión de carteras de inversión. La directiva establece normas claras sobre la información que debe proporcionarse a los inversores, asegurando que tengan acceso a datos relevantes sobre los productos y los riesgos asociados.
Una de las principales características de MiFID es que fomenta una mayor transparencia en los mercados financieros, obligando a las instituciones financieras a proporcionar información clara y comprensible sobre los productos que ofrecen. Además, la directiva promueve la competencia en el sector, permitiendo a los inversores acceder a una mayor variedad de servicios y productos financieros.
MiFID también se centra en la protección de los inversores, estableciendo medidas para garantizar que los servicios de inversión sean adecuados para las necesidades y perfiles de riesgo de cada cliente. La directiva exige que los prestadores de servicios financieros evalúen la idoneidad de los productos antes de recomendarlos a los clientes, lo que ayuda a prevenir conflictos de interés y asegura que los inversores no sean expuestos a riesgos innecesarios.
MiFID fue introducida para armonizar las reglas de los mercados financieros dentro de la UE, y se ha actualizado con MiFID II para adaptarse a los nuevos desafíos y avances tecnológicos en el sector financiero.