Son los mercados financieros en los cuales se negocian activos financieros que están disponibles para el público general. Estos mercados incluyen bolsas de valores y plataformas de negociación en las que se compran y venden acciones, bonos, fondos de inversión y otros instrumentos financieros. Los mercados públicos están regulados por autoridades financieras para asegurar la transparencia, la equidad y la protección de los inversores.
Una de las principales ventajas de los mercados públicos es su alta liquidez, lo que significa que los inversores pueden comprar y vender activos de manera rápida y eficiente, sin afectar significativamente su precio. Además, estos mercados están abiertos a todos los inversores, tanto institucionales como minoristas, lo que facilita el acceso a una amplia variedad de productos financieros.
Los mercados públicos se caracterizan por su transparencia y regulación. La información sobre los activos negociados, como los informes financieros y los precios, es accesible para todos los inversores, lo que permite tomar decisiones más informadas. Los reguladores, como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en España o la Securities and Exchange Commission (SEC) en Estados Unidos, supervisan estos mercados para garantizar que las reglas se cumplan y que los mercados operen de manera justa.
Estos mercados ofrecen una mayor liquidez en comparación con los mercados privados, ya que los activos pueden comprarse y venderse en cualquier momento durante el horario de mercado, lo que facilita la entrada y salida de los inversores. Esto, a su vez, reduce el riesgo de no poder vender un activo en el momento deseado, como puede ocurrir en los mercados privados.
La posibilidad de acceder a estos mercados a través de plataformas en línea y brokers ha democratizado el acceso a las inversiones, permitiendo que incluso los inversores minoristas participen en la compra y venta de activos de grandes empresas cotizadas.