Es un inversor que no cumple con los requisitos establecidos por la regulación financiera para ser considerado un inversor acreditado. Los inversores no acreditados suelen tener limitaciones en cuanto a las oportunidades de inversión en las que pueden participar, ya que la legislación protege a este grupo de productos financieros que son considerados de mayor riesgo.
Aunque los inversores no acreditados no tienen acceso a las mismas inversiones exclusivas que los acreditados, como fondos de capital privado o ciertos productos alternativos, aún pueden participar en una amplia variedad de inversiones a través de productos financieros más tradicionales y regulados, como acciones, bonos y fondos cotizados (ETF).
Las restricciones a los que se enfrentan los inversores no acreditados se deben a que se considera que no poseen la experiencia, el capital o los conocimientos necesarios para entender y asumir los riesgos asociados con ciertos tipos de inversiones más complejas. A pesar de estas limitaciones, las plataformas de inversión y el crecimiento de los mercados online han permitido que los inversores no acreditados accedan a una mayor variedad de activos y oportunidades de inversión.
Es importante destacar que, aunque no tengan acceso a algunas oportunidades de alto riesgo, los inversores no acreditados pueden aprovechar una serie de herramientas y productos que les permiten diversificar sus carteras y optimizar su rendimiento dentro de un marco de menor riesgo. Además, con el tiempo y la acumulación de patrimonio y experiencia, algunos pueden llegar a calificar como inversores acreditados.