Es un enfoque de gestión de inversiones que busca replicar el rendimiento de un índice de referencia específico, en lugar de tratar de superarlo. Los fondos de gestión pasiva, como los fondos indexados, invierten en una cartera de activos que refleja la composición del índice de referencia.
La gestión pasiva se basa en la premisa de que los mercados son eficientes a largo plazo, lo que significa que, en lugar de intentar seleccionar activos que superen al mercado, el fondo simplemente busca replicar su comportamiento. Este enfoque permite a los inversores beneficiarse del rendimiento general del mercado sin incurrir en los costes de la gestión activa.
Entre las características clave de la gestión pasiva se incluyen:
Este tipo de gestión es adecuado para inversores a largo plazo que prefieren un enfoque de bajo coste y no están interesados en intentar anticipar los movimientos del mercado. La gestión pasiva ofrece una manera accesible y efectiva de invertir en una amplia gama de activos sin la complejidad de una gestión activa.