Se refiere a los mercados en los cuales se negocian activos financieros que no están disponibles para el público general y que están destinados principalmente a inversores institucionales o acreditados. Los mercados privados incluyen activos como acciones de empresas no cotizadas, bonos corporativos privados, fondos de capital riesgo y de cobertura, entre otros. A diferencia de los mercados públicos, donde los valores se negocian abiertamente y están accesibles para cualquier inversor, los mercados privados están restringidos a un grupo selecto de participantes.
Estos mercados suelen ser menos líquidos que los mercados públicos, lo que significa que la compra y venta de activos puede ser más difícil y llevar más tiempo. Además, las transacciones en mercados privados suelen ser más complejas y pueden implicar mayores costos asociados debido a la menor competencia y transparencia en la negociación.
Los mercados privados tienen varias características distintivas:
A pesar de ser menos líquidos, los mercados privados ofrecen oportunidades atractivas para los inversores que buscan diversificación o un mayor potencial de rentabilidad, como en el caso de las inversiones en startups, capital privado o bienes raíces. Sin embargo, los riesgos asociados, como la falta de transparencia y la posibilidad de no poder vender los activos de forma rápida, deben ser cuidadosamente evaluados.