KYC (Know Your Customer) y PBC (Prevención del Blanqueo de Capitales) son procesos y medidas que aplican las entidades financieras para identificar y conocer a sus clientes, así como para evaluar los riesgos asociados a sus operaciones. Estas prácticas son esenciales para garantizar la transparencia del sistema financiero y prevenir actividades ilícitas como el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.
El proceso de KYC implica la recopilación y verificación de información relevante sobre el cliente, como su identidad, actividad profesional o empresarial y el origen de los fondos. Con estos datos, las entidades pueden valorar si existe un riesgo potencial de fraude, blanqueo de capitales u otros delitos financieros.
Por su parte, la PBC abarca un conjunto de procedimientos orientados a detectar, prevenir y, en su caso, comunicar operaciones sospechosas. Esto incluye la supervisión continua de las transacciones, el análisis de patrones de comportamiento y la obligación de reportar a las autoridades competentes cualquier indicio de actividad inusual o sospechosa.
Los procesos de KYC y PBC son esenciales para garantizar la transparencia y la seguridad en los mercados financieros. Gracias a su aplicación, las entidades no solo cumplen con la normativa vigente, sino que también contribuyen a proteger tanto a sus clientes como al conjunto del sistema financiero. Las instituciones financieras están sujetas a estrictas obligaciones en materia de verificación de identidad y supervisión de transacciones, lo que ayuda a evitar que sus servicios se utilicen con fines ilícitos.
Aunque estos procedimientos pueden resultar en ocasiones tediosos o suponer ciertas molestias para los clientes, son imprescindibles para minimizar el riesgo de actividades delictivas y reforzar la confianza en el sistema financiero, tanto a nivel nacional como internacional.