¿Qué es la microinversión?
Empezar a invertir con poco dinero. Esta es la idea básica que late detrás de la microinversión. Las plataformas de microinversión –Urbanitae es un ejemplo– permiten invertir con cantidades pequeñas de dinero. De esta forma reducen la barrera de entrada a la inversión y mejoran la salud financiera de aquellas personas que, de otro modo, no podrían rentabilizar su ahorro.
Microinversión como ahorro sistemático
Hay que aclarar que existen dos maneras de interpretar la microinversión. Por una parte, con este término se hace referencia al hecho de invertir cantidades muy pequeñas de dinero. Por ejemplo, las vueltas de las compras del día a día. 50 céntimos no parecen gran cosa, pero si conseguimos ahorrar 50 céntimos cada día que trabajamos, acabaremos el mes con 10 euros en la hucha. En este contexto, la microinversión consiste en automatizar la inversión de esos pequeños ahorros.
Una modalidad popular de microinversión es el redondeo de compras. Cada vez que un usuario realiza una compra con su tarjeta vinculada, la aplicación redondea la cantidad al euro más cercano y deposita la diferencia en su cuenta de inversión. Por ejemplo, si se gasta 2,75 euros en un café, 0,25 euros se transferirán automáticamente a su cuenta de inversión.
Sabemos que el éxito de la inversión es, en buena medida, una función del plazo: cuanto más largo, mejor. Por eso, esta práctica de invertir una cantidad fija, por pequeña que sea, de manera regular, se ha demostrado eficaz como estrategia de inversión. ¿Te suena? Es el dollar-cost averaging, del que te hemos hablado en este blog. Al invertir un poco, por ejemplo, cada mes, suavizamos la volatilidad del mercado y eliminamos el market timing.
Las plataformas y aplicaciones de microinversión son el corazón de esta tendencia. Algunas de las más conocidas a nivel global incluyen Acorns, Stash y Robinhood. En España, opciones como MyInvestor y Indexa Capital son populares. Entre otras cosas, ofrecen la posibilidad de comprar fracciones de acciones o participar en fondos cotizados (ETF), lo que permite a los inversores diversificar y tener exposición a una amplia variedad de activos.
Microinversión como inversión colectiva
La otra acepción de microinversión es similar, pero hablamos de cantidades más grandes. En lugar de 50 céntimos, 50 euros o 500, como en el caso de Urbanitae. Esta opción siempre ha estado disponible, digamos. La diferencia es que la tecnología ha ampliado el acceso a oportunidades de inversión y asset classes en los que antes era muy difícil invertir si no era con grandes capitales.
Un ejemplo claro es el capital privado. Los cambios legislativos y el surgimiento de gestoras digitales, como Crescenta, ha hecho posible la microinversión en private equity. Es cierto que el ticket mínimo no es bajo –10.000 euros–. Pero esa cantidad está al alcance de muchos más ahorradores que las cantidades típicamente necesarias para invertir en fondos de capital privado, que pueden exigir un mínimo de 10 o 20 millones de euros para empezar.
El crowdfunding inmobiliario es otro ejemplo claro. Esta forma de microinversión colaborativa permite invertir en proyectos inmobiliarios de envergadura. No se trata de invertir en vivienda, sino en promociones residenciales completas, un tipo de inversión de mucha mayor rentabilidad potencial. La ventaja del crowdfunding inmobiliario es que descansa en la inversión conjunta de miles de inversores. De esta manera, cada uno puede aportar poco dinero y convertirse en inversor inmobiliario equiparable a un fondo.
Por todo ello, la microinversión representa una evolución significativa en el mundo de las finanzas, democratizando el acceso a la inversión y generando buenos hábitos en los nuevos inversores. Con sus características de accesibilidad, conveniencia y diversificación, se está convirtiendo en una opción atractiva para aquellos que buscan empezar a invertir con pequeñas cantidades de dinero. ¿Te animas a probarla?